


En pleno lago del City Park, parque del que hablamos en nuestro artículo sobre qué ver en Budapest con niños, se encuentra emplazado el Robinson. Así pues, hablamos de una ubicación inmejorable. Precisamente fue el privilegiado lugar en el que se encuentra aquello que le llevó a experimentar un gran crecimiento desde su inauguración en el año 1989.
Las instalaciones, por otra parte, están muy bien acondicionadas. Durante la estación invernal, ochenta comensales -entre los cuales hay numerosas parejas- pueden gozar de una experiencia insuperable. La cifra aumenta hasta los cien en total durante el verano, ya que la superficie disponible se amplía con una terraza en la que da gusto estar.
Tanto dentro como fuera, las vistas al lago son muy románticas. Pero el factor visual no es lo único que destaca del Robinson. Es habitual dar con restaurantes que ofrecen buenas vistas pero, a cambio, dejan que desear en lo que respecta a la gastronomía. No es el caso de este restaurante de Budapest.
El Robinson pone a disposición de los comensales una extensa carta de la que forman parte, entre otros platos, varias carnes a la parrilla. Las que probamos nosotros estaban deliciosas. Eso sí, hay que decir que las raciones tal vez se les queden un poco cortas a aquellas parejas que son de comer abundantemente.