En el Malak, uno de los restaurantes más románticos de toda la ciudad, respetan al máximo la cocina en general. El amor que profesan por el ámbito culinario se nota en todas las elaboraciones gastronómicas. Absolutamente todo es hecho con mimo, desde cada paso en los fogones hasta dar forma al conjunto que, a nivel visual, es un espectáculo en estado puro.

Las parejas que acuden al Malak no pueden evitar sacar sus móviles para fotografiar esos platos que lucen un aspecto envidiable. Eso sí, la experiencia es si cabe más satisfactoria cuando se llevan a la boca dichas recetas que transportan la naturaleza gastronómica a los paladares de los clientes.

En las instalaciones del Malak siempre es otoño, ya que las tonalidades propias de dicha estación del año están muy presentes en la decoración del local. De los elementos ornamentales llama la atención sobre todo el anillo lumínico del techo que genera un ambiente cálido e íntimo a partes iguales.