En algunos casos, los restaurantes elegantes no son muy acogedores porque desplazan a aquellas parejas que no se sienten del todo bien yendo a comer o cenar con ropa demasiado formal. No es el caso que nos ocupa. Y es que La Table d’Eugène, a pesar de ser sinónimo de elegancia en estado puro, acoge a todo tipo de enamorados, incluyendo aquellos que prefieren vestir algo más informales.

Aunque la parte interior es muy elegante, es reseñable la disposición de una terraza en la que se está realmente bien. Eso sí, solo abre durante el transcurso de la estación veraniega.

A nivel gastronómico, La Table d’Eugène satisface paladares exigentes porque Pierre Cadet -el chef- trata con ingredientes frescos, los cuales provienen del mercado. Por otra parte, los enamorados agradecen enormemente la artesanía de los postres, puesto que no hay nada mejor que concluir una velada gastronómica que ingiriendo algo dulce elaborado de forma casera.