Lo primero que llama la atención de Flor de Huesca es que no solo pone a disposición de los comensales unas cómodas sillas, sino también unos bancos acolchados justo al lado de ciertas mesas. Esto gusta particularmente a las parejas, ya que antes o después de la comilona, así como durante el transcurso de la misma, pueden sentarse ahí para seguir manteniendo una amena charla en una postura más romántica e íntima.

No es lo único que gusta muchísimo a los enamorados. A la lista hay que sumar la presentación: muy cuidada y bonita. Se evidencia al pedir tanto postres como cualquier plato de la carta. Ahora que la mencionamos, es un buen momento para decir que es lo suficientemente extensa como para que encontréis unas cuantas alternativas gastronómicas que sean de vuestro agrado.

Si la relación calidad-precio de la carta es buena, más si cabe en caso de recurrir al menú, incluso si optáis por disfrutar de él en fin de semana -dos días en los que se encarece el precio-. Teniendo en cuenta la variedad de primeros y segundos, así como el hecho de que se incluye pan, vino, agua y postre, la cuenta os parecerá muy barata sobre todo si valoráis también la calidad de los platos.