


Exceptuando los domingos, así como los jueves por la noche, los demás días de la semana El Tahití está siempre abierto. De hecho, lo cierto es que acostumbra a estar bastante lleno, ya que se trata de un local muy exitoso. Sin embargo, esto no se traduce en un bullicio o una falta de intimidad, sino todo lo contrario: las parejas están muy a gusto en dichas instalaciones.
Hay el suficiente espacio entre las mesas para que ningún cliente se vea obligado a elevar la voz con tal de que le oigan bien aquellas personas con las que está comiendo o cenando.
Pero el local no solo es espacioso. A su vez, llama la atención por lo cálido y acogedor que es, gracias principalmente a haber optado por un estilo decorativo que podría considerarse rústico.
No es lo único que sorprende de El Tahití. Por si fuera poco, en el comedor hay multitud de botellas de vino: algunas en una vitrina y otras en botelleros que están detrás de unas especies de bóvedas. Así pues, no podréis evitar elegir una para maridar la comida de la mejor manera posible, es decir, con un caldo de dioses de La Rioja.