


En el año 1986 este restaurante dio comienzo a su actividad. Ya por aquel entonces muchas parejas acudían a dicho local, sabiendo que vivirían en él una experiencia gastronómica romántica de principio a fin. A día de hoy sigue teniendo la misma fama entre novios y matrimonios.
Cada rincón destaca por ser acogedor a más no poder. Por otra parte, la intimidad es disfrutada en cualquiera de las mesas, ya que entre ellas hay un generoso espacio, lo cual es de agradecer. A su vez, hay disponibles cinco comedores que son completamente privados.
La decoración que está perfectamente cuidada da forma a un ambiente cálido y acogedor a partes iguales, por lo que la atmósfera es perfecta para disfrutar de la cocina catalana de estilo vanguardista. Es altamente recomendable el menú degustación, así como el maridaje de cervezas, disponiendo de una de las bodegas de dicha bebida más extensas de todos los restaurantes románticos de Barcelona.