


Al ir al Biniarroca tendréis que tomar una decisión que suele ser difícil: gozar de la naturalidad que ofrece el jardín exterior o adentraros en el acogedor interior, disfrutando de un salón que es cálido y confortable a partes iguales. Sea cual sea vuestra elección degustaréis una sabrosa cocina de autor, la cual se elabora empleando productos de proximidad. De hecho, el cien por cien de productores son menorquines. Además, cuentan con un huerto propio del que extraen hortalizas ecológicas.
En el año 1993 el Biniarroca dio comienzo a su actividad, aunque durante el primer lustro solamente atendían a los huéspedes del hotel que tiene el mismo nombre, el cual es un alojamiento rural. Sin embargo, cinco años después optaron por ampliar horizontes, pasando a recibir con los brazos abiertos a clientes que no se alojaban en sus instalaciones. Es por ello que su popularidad se incrementó hasta límites insospechados.
A día de hoy sigue siendo uno de los hoteles con más popularidad de toda Menorca. No extraña teniendo en cuenta todo lo ya comentado y otros aspectos que también son valorados positivamente por las parejas, tales como los del servicio personalizado, la buena relación calidad-precio y el encanto del lugar.