


En líneas generales, los asadores suelen ser bastante románticos. El Asador de Aranda es una clara muestra de ello. De hecho, año tras año son numerosas las parejas que hacen acto de presencia en estas instalaciones que están muy bien ubicadas en la céntrica calle Jovellanos.
La piedra de las paredes congenia a la perfección con la madera que se deja ver en el techo en forma de vigas. Por otra parte, el blanco que hay en alguna que otra pared se suma al de la mantelería para dar pie a que el local sea bastante luminoso.
A nivel decorativo, es reseñable que hay algún que otro cuadro que atrae las miradas de los comensales. Las vidrieras típicas de las iglesias, con dos santos icónicos de la religión católica, presiden una parte del comedor que es acogedor a más no poder.
Hablando de la comida en sí, en el Asador de Aranda son numerosas las carnes que los enamorados pueden degustar. Si no sabéis por cuál decantaros, desde TipsViajeros os sugerimos una en concreto que es deliciosa, tierna y muy jugosa. Nos referimos al lechazo asado.