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Hay algunas ciudades que por tener una gran superficie, estar mal comunicadas o albergar una enorme cantidad de monumentos es imposible conocer en un día. Afortunadamente no es el caso de Dublín. Con una sola jornada tendrás suficiente para visitar muchos lugares emblemáticos.
Aunque la lista es amplia, la mayoría están a poca distancia unos de otros, pudiendo incluso hacer los recorridos a pie sin requerir transporte público. Así pues, si vas a estar un día en Dublín anótate en la lista todos los puntos atractivos que describiremos a continuación, los cuales es imprescindible que veas.
Por el día
Es innegable que tanto en Dublín como en Irlanda en general sus ciudadanos son amantes de su propia historia y no dudan en recordarla siempre que pueden. Para ello suelen acudir a un lugar que tú también puedes visitar: el Jardín del Recuerdo. Aunque es una zona para honrar a los caídos, adicionalmente está considerado un punto de gran interés turístico.
Tanto es así que existen free tours en los que se visita dicho enclave. Un claro ejemplo es aquel que recorre una parte del norte de Dublín, el cual en tan solo dos horas abarca muchas de las zonas imprescindibles de la capital de Irlanda.
Después de ver la estima que tienen los dublineses por quienes cayeron defendiendo la libertad del país, llega el momento de darte una alegría viendo los animales que hay en el parque conocido bajo el nombre de Saint Stephen’s Green.
Aunque puedes ir en cualquier momento de la jornada turística, al principio del día es más recomendable porque los cisnes y el resto de animales están muy activos y tienen una mayor tendencia a acercarse al humano. Además, si te quedas un rato allí recorriendo sus zonas verdes repletas de vida, disfrutarás de una actividad musical.
Nos referimos a los conciertos que tienen lugar al mediodía. Tanto los animales como los turistas y lugareños disfrutan de la música que se interpreta en directo al mismo tiempo en que se disfruta de un lugar privilegiado en todos los sentidos.
Saliendo de Saint Stephen’s Green, a tan solo diez minutos a pie, encontrarás uno de los monumentos estrella. Se trata de la Catedral de San Patricio. Si antes hemos dicho que los dublineses aman la historia, algo muy similar sucede con la religión, la cual tienen presente cada día de sus vidas gracias a edificios así.
El estilo te sorprenderá desde que empieces a divisar la famosa catedral, aunque el nivel de asombro irá a más a medida en que vayas acercándote a una estructura que poco tiene que ver con la originaria. Y es que en el siglo V se dio forma a una iglesia que rendía tributo al santo más importante de toda Irlanda. Años más tarde, concretamente en el 1191, la base de madera se sustituyó por una de piedra. Finalmente en 1270 se terminó un proyecto que se mantiene intacto a día de hoy.
Si bien es cierto que la Catedral de San Patricio ha sufrido numerosas remodelaciones, el estilo original sigue muy presente tanto en el exterior como en el interior. Acceder dentro tiene un precio de ocho euros, aunque puede ser un poco más barato si haces la reserva previamente a través de Internet.
Tras una mañana muy intensa en Dublín es probable que el hambre se haya apoderado de ti. Por suerte, en los alrededores de la Catedral de San Patricio se encuentran ubicados varios restaurantes muy recomendables. Uno de ellos es conocido como The Fourth Corner, emplazado a dos minutos andando.
Las valoraciones tan buenas que tiene este pub-restaurante vienen dadas por su excelente relación calidad-precio. Por una cantidad razonable es posible degustar platos típicos de la zona, recibiendo a su vez un trato insuperable por parte de todo el personal.
Por la tarde
Llega la tarde y la actividad no para en una de las ciudades más importantes de toda Irlanda. Después de haber visitado parques y monumentos puedes optar por ver algo completamente nuevo con un paseo en barco por Dublín.
La embarcación es muy amplia y destaca por ser extremadamente estable, por lo que incluso si eres propenso a marearte en el medio acuático no sufrirás lo más mínimo. Los cristales panorámicos son idóneos para ir observando cada enclave que aparecerá ante tus ojos a medida en que vayas navegando por un río de 132 kilómetros de longitud. Hablamos del Liffey, el cual será recorrido parcialmente.
Uno de los puentes que verás es el de O’Connell, estando justo al lado de la calle que recibe el mismo nombre y en la cual hay una gran cantidad de comercios. Por la tarde hay un buen ambiente, ya que allí se congregan muchos amantes del shopping que hacen compras en todo tipo de tiendas.
Por la noche
Hablando de buen ambiente, el que se da cita en Dublín en plena noche es inmejorable. Incluso en medio de la cena puedes disfrutar de un auténtico espectáculo folclórico para que nunca olvides tu viaje de un día por la capital irlandesa.
Esta actividad es altamente recomendable, puesto que no solo degustarás de nuevo la gastronomía que tan típica es en el país. Por si fuera poco, una música que combina los estilos folk y celta irá sonando para ambientar el lugar.
Aunque es posible que durante la cena ya hayas bebido un poco, si quieres disfrutar al máximo de este placer no puedes omitir uno de los enclaves turísticos más importantes de Dublín: el preferido por aquellos que aman el ocio nocturno. Nos referimos al Temple Bar.
Durante los últimos años se ha convertido en un reclamo turístico. De hecho, hay tours nocturnos por la ciudad que tienen a este pub como el punto más atractivo de la ruta, visitando también otros pubs bastante emblemáticos.
Aunque en un único día habrás visto una buena parte de lo que ofrece Dublín, la capital de Irlanda conquista a todos los viajeros y lo más probable es que quieras volver a visitar el lugar al cabo de un tiempo.