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Nueva York es uno de los destinos turísticos más exitosos a nivel mundial. Varios aspectos llevan a este lugar a ser tan deseado por los viajeros de todo el planeta, resumiéndose uno de ellos en lo bien ubicado que está dicho estado de EEUU. Y es que son numerosos los atractivos que se encuentran a no demasiada distancia.
Hoy hablaremos de uno de ellos: las cataratas del Niágara. El objetivo es claro: averiguar si merece la pena ir a las cataratas del Niágara desde Nueva York, disfrutando así de un plan inolvidable que requiere un desplazamiento que, tal como veremos más adelante, no es prohibitivo a nivel de tiempo y economía.
Qué son las cataratas del Niágara
En el noreste del continente americano se emplaza un río que abarca una considerable longitud, la cual supera un total de cincuenta kilómetros. Sin embargo, lo más famoso de esta zona fluvial no es el río en sí, sino las cascadas que se forman en uno de sus puntos. Efectivamente, nos referimos a las cataratas del Niágara.
Concretamente estas cataratas comprenden tres cascadas distintas que tienen sus respectivos nombres: Velo de Novia, estadounidense y canadiense. Uno de los aspectos que más sorprenden a los viajeros es lo amplias que llegan a ser dichas cataratas.
Al hablar de una enorme catarata lo primero que se viene a la mente es un salto de agua de grandísima altitud. No es el caso de las cataratas del Niágara, ya que la cifra ronda los cincuenta metros. Sin embargo, el volumen que ocupan es considerable debido a la amplitud de la que presumen. Es precisamente este aspecto lo que las hace tan bellas.
Fruto del caudal de agua con el que tratan a diario, el cual alcanza un total de 2800 metros cúbicos por segundo, las cataratas del Niágara son aprovechadas con el objetivo de obtener energía. A nivel económico suponen un gran impulso no solo para los Estados Unidos, sino también para Canadá. Y es que día tras día son cuantiosos los turistas que hacen acto de presencia en dicho lugar.
Así es el desplazamiento desde Nueva York hasta las cataratas del Niágara
Desde que el navegante francés conocido como Samuel de Champlain descubrió las cataratas del Niágara a principios del siglo XVII, multitud de personas han querido contemplarlas en persona para admirar su belleza. Es algo que puede hacerse desde varios puntos del mundo, aunque uno de los más habituales es Nueva York. De hecho, la empresa especializada Civitatis organiza una excursión a las Cataratas del Niágara que es altamente recomendable, en la cual profundizaremos más adelante.
Muchos de los turistas que acuden a las cataratas del Niágara lo hacen desplazándose desde la que, en su momento, llegó a ser la capital de los Estados Unidos. Pero, ¿cómo es el desplazamiento en caso de que lo hagas por tus propios medios?
Suponiendo que el trayecto da comienzo en zonas como Brooklyn, Manhattan o Newark, la ruta abarca un total que ronda las cuatrocientas millas. En kilómetros hablamos de algo más de 650. Para que te hagas una idea, la distancia sería similar a la que habría que recorrer para ir de Barcelona a Segovia.
Inicialmente el trayecto tiene lugar por la ruta 280 que posteriormente conecta con la 80, la cual acaba derivando en otras rutas: 380, 81, 86, 90, 290 y 190. Al llegar a las dos últimas que hemos mencionado las vistas desde el coche empiezan a ser impresionantes.
Desde TipsViajeros siempre hemos insistido en la importancia de ir parando como mínimo cada dos horas no solo para que la ruta no se haga tan tediosa, sino sobre todo con el objetivo de mantener el cuerpo y la mente en un estado óptimo para la conducción. Pero, ¿se puede ir parando? Afortunadamente sí, ya que la ruta de seis horas y media conecta con varias poblaciones.
Scranton es una de ellas, disponiendo allí de todo tipo de servicios y lugares para tomar algo, comer y estirar las piernas. Más adelante también es posible parar en Binghamton, Cortland y la principal elección de la mayoría de personas que se desplazan de Nueva York a las cataratas del Niágara: la ciudad de Siracusa.
En cualquier caso, saliendo a primera hora es posible llegar a las cataratas del Niágara siendo todavía de día y pudiendo admirar una puesta de sol que es impresionante.
Conclusión: ¿merece la pena ir a las cataratas del Niágara desde Nueva York?
El importe a abonar para desplazarse desde Nueva York hasta las cataratas del Niágara no es pequeño, pero lo cierto es que merece muchísimo la pena. Si ya de por sí es recomendable hacerlo realizando tú mismo la ruta en coche, la experiencia pasa a ser más gratificante y enriquecedora en caso de optar por una excursión organizada por profesionales.
Hoy en día es posible optar por varias alternativas, pero desde TipsViajeros recomendamos fervientemente la opción de Civitatis. Hablamos de una excursión a las cataratas del Niágara que da comienzo en Nueva York, concretamente en la zona de Times Square.
La duración es de unas veinte horas aproximadamente, por lo que se convierte en un día intenso y muy difícil de olvidar. De hecho, la experiencia ya empieza a disfrutarse mucho antes de llegar a las cataratas del Niágara. Ello es fruto del buen trabajo hecho no solamente por el guía, sino también por el propio chófer del que destaca su amabilidad y profesionalidad.
El desplazamiento no resulta en absoluto tedioso. El autobús dispone de conexión Wi-Fi a la que se da acceso gratuitamente, lo cual es de agradecer. Además, cuenta con un pequeño baño.
La relación calidad-precio es muy buena teniendo en cuenta lo que supone la experiencia de ver en persona las cataratas del Niágara. Además, en caso de que por un motivo u otro te veas obligado a cancelar la actividad, podrás hacerlo sin ningún problema siempre y cuando lleves a cabo la gestión 24 horas antes de que dé comienzo el plan contratado.