Vivimos tiempos extraños donde nos sentimos encarcelados en las ciudades, sin poder salir ni viajar. Poco a poco, hasta los que mejor llevan este confinamiento psicológico van cayendo en la monotonía de las cuatro paredes y necesitan una válvula de escape.
Desde siempre, respirar aire fresco ha sido una oportunidad para recargar las pilas, hasta los más urbanitas disfrutan de una escapada de vez en cuando, y es que el nombre escapada no es gratuito.
El ser humano necesita huir de esa prisión que nos limita, de esa rutina gris. Insuflar un poco de aire a la mente llega a ser un bien muy preciado actualmente. Un fin de semana en una casa rural el campo suele ser ese reset que la mente necesita para seguir con su día a día. De hecho los beneficios tanto psicológicos como físicos son numerosos:
- Reduce el estrés, y por lo tanto, nuestro humor mejora ayudando a combatir la depresión y la ansiedad. La naturaleza nos proporciona un poco de paz y tranquilidad mental que calma las tormentas interiores.
- Dormimos mejor. La desconexión del ritmo frenético de la ciudad y apagar el móvil por un tiempo ayuda a que descansemos mejor y nuestro cuerpo se regenere como es debido.
- Ayuda a la reflexión, a centrarnos en nuestros objetivos y a enfocarnos en nuestras prioridades, ya que incrementa la concentración y la memoria. Desatasca la saturación mental y nos ayuda a reorganizar las ideas. Es esa parada en el camino que te ayuda a seguir con más fuerzas que antes.
- Potencia la imaginación tan necesaria para evadirnos y que podamos tomar distancia de lo que nos atosiga y preocupa. Al mismo tiempo nos ayuda a cambiar de perspectiva y a valorar otros puntos de vista. La naturaleza inspira.
- Nos aporta sensación de libertad, nos quita presión social y nos hace sentir que podemos actuar sin ser juzgados. Dicha sensación potencia la autoestima ya que nos ayuda a aceptarnos tal y como somos.
- Mejora las relaciones personales. Lejos de todo el ruido de los problemas cotidianos los lazos familiares se hacen más fuertes. Nos ayuda a disfrutar de unos días en pareja o familia y a generar nuevos recuerdos.
- Alarga la esperanza de vida. Está comprobado que la gente que vive en medios rurales tiene una esperanza de vida más larga de quien vive en urbes. Las razones son que el contacto con espacios verdes tiene múltiples beneficios para la salud, como menos probabilidad de sufrir diabetes tipo II, reduce la presión arterial, mejora la vista, etc.
Visto lo visto, no es de extrañar que durante la pandemia se haya popularizado el turismo rural y de proximidad. Estamos re-descubriendo nuestros bosques y pueblos buscando ese pequeño oasis de paz mental.
Es una experiencia que podemos vivir cerca de nuestro lugar de residencia, apta para toda la familia, saludable y con muchos beneficios tanto para la mente como para el cuerpo. Por suerte la oferta es bastante amplia como en la web de Portal Rural, con un sinfín de opciones para escoger la casa rural con encanto que más nos guste y se adapte a nosotros.