Grecia es un paraíso para los senderistas y un lugar con clima excepcional donde muchos europeos viajan en temporada baja (cuando hace frio en la mayor parte del continente) para ir de excursión por los senderos de montaña y antiguos caminos y senderos, tanto en las islas como en el territorio continental del país.
La Garganta de Vikos es muy bien conocida por los griegos, pero la mayoría de los turistas buscan las playas y dejan de lado muchas de las actividades de interior.
El Cañón del Vikos y su entorno
Si le preguntas a cualquier griego por algún cañón o desfiladero lo primero que te van a nombrar será El Vikos. La zona del Vikos es conocida además por ser un área protegida de muchas especies de fauna balcánica como el oso y el jabalí, los cuales se encuentran en un área bien acotada, fuera de las rutas de senderismo comúnmente transitadas.
Durante un breve periodo del invierno, el área del Cañón de Vikos se llena de nieve y es visitado por deportistas que practican la caminata nórdica con esquíes y el descenso en pistas de poca inclinación, pero sin embargo, el desfiladero de Vikos es lo primero, debido a que combinan trayectos en senderos naturales de gran valor ecológico, increíbles vistas algún que otro pueblecito donde parece que el tiempo se detuvo hace unos cientos de años.
La brisa fresca que se desplaza a través del desfiladero en verano y la protección a las ventiscas en invierno permiten ir de excursión durante todo el año, aunque el verdadero espectáculo cromático ocurre durante el otoño, cuando se produce el cambio de color de las hojas de los arces, hayas, higueras y robles del camino que bordea el Río Vaidomatis.
Dónde se encuentra
El Cañón de Vikos se encuentra en las montañas del norte del Pindus, en la zona histórica de Epiro, a 30 kilómetros al norte de Ioánnina y 24 kilómetros de la frontera con Albania en un área llamada la Zagori, donde encontrarás numerosas aldeas donde parar la noche si decides recorrer íntegramente los 12 kilómetros de longitud que tiene la garganta.
Ioánnina: ocio low-cost y legado romano
Una buena parte de la experiencia de hacer senderismo en la región del Vikos la encontramos en el largo viaje para llegar allí. Un viaje en coche o bus desde Atenas a Ioánnina tarda siete horas y se aconseja pernoctar en Ioánnina para disfrutar de su lago, bazar otomano, museo arqueológico y restaurantes de bajo coste. Durante la época romana y bizantina, la vía Egnatia de Roma a Constantinopla atravesó Ioánnina en la misma ruta por donde hoy en día discurre la nueva autopista este-oeste de Grecia.
Desde Ioánnina sólo hay que recorrer 16 kilómetros para llegar a las primeras villas de la Zagori. La carretera de montaña es empinada y estrecha, y el viaje se puede hacer un poco largo para tan corto recorrido.
Si tu idea es de disfrutar de la arquitectura antigua a la par que de la naturaleza una buena opción sería iniciar tu recorrido por la aldea de Monodendri, donde se comienzan a ver los puentes de arcos de piedra sobre el río. Este pueblo de piedra ha sido restaurado dada la afluencia turística y las edificaciones de fecha reciente siguen el mismo criterio estético y de materiales (murallas, paredes de piedra y hierro forjado) como fue construido en su día.